Mundos de Mundos
¿Estamos solos en el Universo?

Esta pregunta ha cautivado a científicos, teólogos y filósofos durante milenios. Y, aunque todavía no sabemos la respuesta, sí sabemos que nuestro sistema solar no es único.

Las teorías actuales sobre cómo nacen los planetas indican que la formación de planetas es un resultado natural y casi necesario del proceso de formación estelar. En nuestra galaxia hay miles de millones de estrellas similares al Sol. ¿Cuántas de estas otras estrellas tienen sistemas planetarios? ¿Y cuántos de esos planetas albergan vida? Estas cuestiones han llevado a los astrónomos a realizar numerosas búsquedas de sistemas planetarios extrasolares en la última década. Estas búsquedas han descubierto más de 100 planetas gigantes en órbita alrededor de estrellas parecidas al Sol, así como un buen número de interesantes enigmas.

Rings encircle a young planet in this artist's concept.

Anillos rodean un planeta joven en esta representación.

Detectar planetas extrasolares no consiste simplemente en apuntar un telescopio hacia las estrellas cercanas y tomar fotos. La cantidad de luz de un planeta es minúscula comparada con la cantidad de luz de su estrella madre. Vista en longitudes de onda ópticas (del tipo detectable por nuestros ojos) una estrella típica es unos miles de millones de veces más brillante que sus planetas.

Por eso, en vez de detectar planetas directamente, la mayoría de los astrónomos aprovechan el hecho de que la estrella y el planeta orbitan un punto imaginario entre los dos llamado el centro de gravedad. Los astrónomos deducen la presencia del planeta observando los datos que apunten a que la estrella está en órbita alrededor de un centro de gravedad. Pueden observar a la estrella cambiar de posición con respecto al fondo de estrellas (método llamado astrometría), o medir el cambio en la velocidad de la línea de visión de la estrella en su órbita (método llamado de velocidad radial). Otra técnica consiste en buscar tránsitos –un descenso mínimo de la luz de una estrella producido cuando un planeta pasa directamente entre la Tierra y la estrella.

Hasta ahora, la técnica de velocidad radial ha sido la más exitosa. Su primer logro llegó en 1995, cuando los astrónomos suizos Michael Mayor y Didier Queloz descubrieron un planeta en órbita alrededor de la estrella 51 Pegasi. El planeta, cuya masa es la mitad de Júpiter, sólo tarda 4.2 días en orbitar la estrella, y está mucho más cerca de la estrella de lo que habían pronosticado nuestros modelos de formación de planetas (basados en nuestro sistema solar). Desde entonces, otros equipos han descubierto muchos otros planetas como Júpiter calientes.

Todos estos sistemas fueron descubiertos con medidas de velocidad radial, que son más sensibles a los planetas masivos con órbita cercana a sus planetas madre. Usando esta técnica, los astrónomos acaban de detectar ahora sistemas con planetas como nuestro Júpiter, el cual, a su distancia, tarda casi 12 años en completar su órbita alrededor del Sol, o con planetas que están cerca pero son mucho menos masivos que Júpiter. Puede tardarse más años en encontrar planetas similares a la Tierra, que ejercen un tirón gravitacional mucho más débil en sus estrellas madre.

El alto número de planetas como Júpiter calientes sugiere que las teorías actuales de formación planetaria pueden ser incompletas. Puede que los planetas como Júpiter se formen siempre lejos de sus estrellas madre en órbitas casi circulares. Sin embargo, en los sistemas descubiertos hasta ahora, los planetas gigantes pueden haber emigrado hacia el interior poco después de formarse. A medida que se descubran más sistemas planetarios, los astrónomos tendrán que adaptar sus teorías para explicar cómo se formaron y se desarrollaron los planetas, y cómo encaja nuestro sistema solar en el rompecabezas general. Sólo entonces tendremos una comprensión auténtica de la formación y la evolución de los sistemas planetarios.